María
Montessori nació en Italia en 1870. Se graduó en medicina convirtiéndose en la
primera mujer médico del país. Sus observaciones con los pacientes infantiles la
ayudaron a analizar y comprender de qué modo aprenden los niños. En 1913
inaugura la Asociación Montessori en los Estados Unidos, luego en Londres y en
diversas partes del mundo en donde este método se ha ido desarrollando con
éxito.
La
filosofía Montessori se basa en el trabajo del niño y en la colaboración del
adulto. “La escuela
no es el sitio donde el maestro de modo tradicional imparte los
conocimientos sino que es el alumno
el que desarrolla su inteligencia y sus habilidades a través de la ayuda del
material didáctico especializado.
Aprovechamos
la capacidad de absorber que tienen los niños de modo natural y lo llevamos al
ámbito
de estudio. Da excelentes resultados”, comenta la maestra de una
escuela Montessori en Madrid, España, Isabela Rodríguez.
La
importancia de este método se traduce en beneficios para los alumnos ya que se
convierten rápidamente en seres pensantes, libres, reflexivos y con una elevada
autoestima. Potencian su seguridad y las maestras ven cómo crece la confianza de
cada uno diariamente.
“Cada
alumno aprende a hacer las cosas por sí mismo, no importa el tiempo que tarden
en asimilar un concepto porque lo importante es que aprendan a desarrollar cada
actividad ya que es la única manera de fijar un conocimiento y que éste no se
olvide”, asegura la maestra española.
Una de
las características principales de este método es el de impartir clases
individuales o en pequeños grupos de diferentes edades en donde es más sencillo
comprender los ejercicios y en donde se logra un entendimiento más eficaz
gracias a la repetición de los mismos.
La
mayor parte del tiempo los alumnos interactúan entre ellos sin la intervención
de un maestro. “Nosotros, los adultos somos meros observadores. Nos ubicamos
al fondo de la clase y observamos lo que va ocurriendo.
Solamente
intervenimos cuando existe una verdadera necesidad, sino preferimos que los
niños sean quienes exploren los materiales, hablen entre ellos, creen sus juegos
y que cada uno de manera natural encuentre para qué son más hábiles y que
recreación les genera más placer.
Los
niños demuestran mucho interés y curiosidad cuando son ellos quienes desvelan
los misterios del aprendizaje, de los materiales, de los juegos con sus
compañeros. Desde pequeños están naturalmente estimulados, en armonía con un
entorno de aprendizaje y ven con normalidad todo tipo de conocimiento. El amor
por el aprendizaje es una característica innata en los alumnos Montessori”,
destaca la profesional.